Todo empezó en el 2014-15 cuando la cartera que venía a mi casa me comentó que no podía alimentar a una pequeña colonia gatuna detrás de la catedral, me ofrecí sin dudarlo; fueron tres años y pico, era y es una colonia dificil, me tenía que llevar un taburete porque está rodeada por un muro; de aquí cojí a dos de mis gatos actuales, y rescaté a dos peques siameses que ahora están en Alemania...al final se la quedó una familia muy gatuna que vive justo enfrente (calle Portillo), que tambien colaboraba, cuando yo me salí solo había tres gatos y estaban esterilizados.

                           Al año siguiente haciendo ejercicio en el parque de la Alameda, observé al lado del colegio Jesús y María una colonia gatuna, algo se despertó dentro de mí; luego conocí a la señora que los alimentaba, al tiempo nos dimos los teléfonos y empezamos a turnarnos, un dia ella, otro yo...ahora no me imagino mi vida sin ellos.

               

              El día a día de un gato callejero es muy duro, el 50 por ciento muere antes de cumplir dos años, lo sé muy bien, por eso intento darles la mejor calidad de vida de la única forma posible: pienso d calidad, latas, y agua limpia... yo no me escondo, los alimento a la luz del día y nunca falto los fines de semana que es cuando hay más gente; los amantes gatunos se acercan, hablamos, socializo, les animo a la adopción de los mansos o recien nacidos... todos coinciden que mi trabajo es sacrificado, y me admiran por ello... pero desconocen los beneficios que me aportan.

                Gozo de más energía, saber que soy necesaria y que estoy contribuyendo al bienestar de más de veinte gatos me ha trasformado. Ahora soy más positiva que antes, más agradecida, valoro todo lo bueno que hay en mi vida, desde el agua que bebo, hasta el aire que respiro. Pero aún hay más, estoy aprendiendo a dejar a un lado los pensamientos inútiles, y un halo de positividad me envuelve.

                                   RECIBO MÁS DE LO QUE DOY, pero llegar a este estado requiere mucha madurez y no es fácil, también se sufre, cuando ves a un gato manso y no lo puedes colocar, y aún menos llevartelo a tu casa - ya tengo a tres - porque esa energia extra que fluye te puede jugar malas pasadas, conozco mujeres que alimentan a varias colonias y están desesperadas; otras se llevan gatos a sus casas con la idea de buscarles un hogar, hogar que no sale y al final se juntan con una patulea... también he actuado así y lo he pasado canutas...Es muy duro, y porque tengo muchos años, he aprendido hasta donde puedo llegar.

                        Cada día me siento más gata, les debo mucho, no solo mis temas pictóricos. Tenerlos cerca han bajado mis niveles de ansiedad y aún más mis niveles de soledad, es normal que ahora de el salto por ellos.

                      P.D  Si te interesa saber más GATOS CALLEJEROS leer en este blog

                           y GATO COMÚN EUROPEO

                  

                  

                

               

 

Publicado en Curiosidades

ALIET VALLÉS

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© 2016 Aliet Vallés. Una mujer, un blog y el número 7.