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La santa madre iglesia, la todo poderosa iglesia católica veía, no solo como gran parte de sus ingresos iban menguando, sino su influencia tanto en asuntos religiosos como mundanos. Y lo más importante, dejarían de dar clases, de ahora en delante la enseñanza sería laica; y esto era algo que no lo podían consentir. Si querían recuperar su poder debían apoyarse en algo contundente, y el gobierno republicano se lo puso en bandeja, primero el grave asalto a los espacios sagrados en 1931, y luego los asesinatos al clero en el 36.
EL "anticlericalismo" moderno a diferencia del primitivo llegó a tener una vertiente muy violenta, fruto de un credo político y una acción movilizadora inexistente en el antiguo régimen. Sus manifestaciones más extremas fueron la clerofobia, y la iconoclastia, el ataque o profanación de los símbolos religiosos.
Y mientras los meses pasaban los conservadores, los aristócratas, los monárquicos, los militares, y por supuesto los católicos, se pusieron de acuerdo para dar a la "persecución religiosa" una nueva lectura; sería una nueva "cruzada" para conquistar los "territorios" perdidos.
Mirando a unos y a otros, mientras que a partir de julio del 1936, harapientos milicianos, sindicalistas, anarquistas, y partidos de izquierdas, marcados por el hambre y el odio, mataron a cientos de curas y monjas, y destruyeron los símbolos sagrados, sin pretender dañar el patrimonio como hoy lo concebimos, los pobres eran analfabetos; lo que querían era atacar al poder de la iglesia que no paraban de hostigarlos con castigos y con miedos, favoreciendo siempre a las clases altas. En cambio para los sublevados al mando del general Sanjurjo, Mola y Franco, la Guerra Civil no fue una guerra convencional, fue de exterminio. No solo trataban de vencer al adversario, sino sobre todo, desarraigar para siempre de España la cultura que la República había querido crear. Las intenciones de Franco, dice el escritor Javier Reverte no era solo vencer en el campo de batalla, sino sembrar el terror en la retaguardia, en los pueblos ocupados. Esa fue la gran diferencia.
La propaganda franquista fue muy astuta. Lo que hizo, no fue una insurrección contra el gobierno democráticamente elegido, sino un levantamiento de la Verdadera-España, contra la Anti-España. Cambió el término golpe militar por otra palabra con más resonancia "alzamiento nacional", y si además le infundes un carácter religioso; quienes mueran en defensa de la fe, no serán simples víctimas sino mártires. Con su victoria pasó a llamarse "Glorioso Alzamiento Nacional"
Si dura fue la guerra, más lo fue si cabe esa otra guerra sorda la que le siguió, la Victoria, que lejos de traer la paz y el perdón, como debían de ser todas los finales bélicos, perpetuó la separación de los españoles en vencedores y vencidos. Una casta tenía derecho a todo, incluida la reparación de los años sufridos en la contienda; y una casta inferior sin derecho a nada y en particular a los niños, se les insultaba en las escuelas nacional-católica, se humillaba a sus madres, se les marginaba si eran huérfanos en asilos cuartelarios de oscuridad, hambre y chinches.(1)
De todo este inmenso caos, y todo lo leído, saco tres conclusiones muy claras: 1ª La iglesia fue la gran aliada de los explotadores, por eso mataron a tantos curas; 2º los agitadores y fanáticos de la izquierda fueron los primeros en arruinar el proyecto de la República; y 3º que los partidos de derechas no pararon de crear situaciones cada vez más gravosas, envenenando el ambiente, para atraer la atención de los militares y llegar al golpe de estado.
P.D. El libro de Ana G. Cañí "SI A LOS TRES AÑOS NO HE VUELTO" en este Blog, trata de esto, de la cárcel de mujeres, y las adopciones de Las Ventas (Madrid), y las penurias que pasaron, pobrecitas, con un nombre muy real, el de su directora María Topete.