Casi me caigo, pero en ese momento alguien me agarró.
¡ Casi me salgo del cuento !
- No te asustes, soy yo.
Era su voz, pero allí no había nadie... ¿ dónde estás? grité.
Entonces lo supe... solo tenía que repetir mis errores.
Le da miedo asustar y que le asusten, aún así apareció tan fascinante como misteriosa. Al verla así noté un estallido en mi bragueta , y todo fundió en negro.
El bosque se estremeció al sentir sus pasos... cuando llegué a la casa me ofreció su boca para tranquilizarme.